Engendros de sangre
vienen a mi mente.
Figuras extrañas,
sin rostros ni vientres.
Su intención es simple
tu has de comprenderla.
Sus turbios cerebros,
no son de esta tierra.
Angeles negros
y una espesa niebla,
me abraza y me lleva
yo voy contemplando
esos rostros oscuros
que se acercan a mi.
Mil cráneos sedientos,
brillan en la noche.
Dos hachas,
estallan sobre un ataúd gris.
Un niño maldito,
mira complaciente.
La cruz que marcó
sin dejar de existir.
Angeles negros
y una espesa niebla,
Me abraza y me lleva.
Voy contemplando
esos rostros oscuros
que se acercan a mi.
sábado, 7 de febrero de 2009
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